Leyenda poética

Camino

Luego de llegar sin ropa y sin padre a la plaza pública,
vistió brevemente el manto del obispo,
y encontró paternidad a cielo abierto.

Vinieron después los años de aprendizaje,
cuando vistió el hábito de ermitaño.

Ya como Francisco
siguió por los caminos,
y si encontraba a alguien más pobre que él,
renovaba su profesión de menor,
intercambiando lo puesto por la suerte del otro.

Por último,
se cruzó con la pasión de Cristo,
y vistió en carne propia las llagas del amor.

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